13 de abril de 2010

René Favaloro "Para recordar siempre"


Acrílico, medidas: 50 x 68 cm.

Esta pintura es un homenaje personal a un hombre de valores increíbles, y al que me gustaría que siempre se tenga presente, porque toda su vida y hasta el acto de su muerte nos ofrecen la oportunidad de reflexionar sobre nuestra manera de proceder en la vida. Con más argentinos así, este país sería mucho más inmenso de lo que ya es. Quiero compartir fragmentos de su carta de despedida, que bien vale la pena leer y recordar siempre.

[…] “Mi regreso a la Argentina se debió a mi eterno compromiso con mi patria. Nunca perdí mis raíces. Volví para trabajar en docencia, investigación y asistencia médica. […]
A mediados de la década del 70, comenzamos a organizar la Fundación. […] La calidad de nuestro trabajo, basado en la tecnología incorporada más la tarea de los profesionales seleccionados hizo que no nos faltara trabajo, pero debimos luchar continuamente con la corrupción imperante en la medicina (parte de la tremenda corrupción que ha contaminado a nuestro país en todos los niveles sin límites de ninguna naturaleza). Nos hemos negado sistemáticamente a quebrar los lineamientos éticos, como consecuencia, jamás dimos un solo peso de retorno. Así, obras sociales de envergadura no mandaron ni mandan sus pacientes al Instituto. […]
La situación actual de la Fundación es desesperante, millones de pesos a cobrar de tarea realizada, incluyendo pacientes de alto riesgo que no podemos rechazar. Es fácil decir “no hay camas disponibles”.
Nuestro juramento médico lo impide. […]
La mayoría del tiempo me siento solo. En aquella carta de renuncia a la C. Clinic, le decía al Dr. Effen que sabía de antemano que iba a tener que luchar y le recordaba que Don Quijote era español!
Sin duda la lucha ha sido muy desigual.
El proyecto de la Fundación tambalea y empieza a resquebrajarse.
Hemos tenido varias reuniones, mis colaboradores más cercanos, algunos de ellos compañeros de lucha desde nuestro recordado Colegio Nacional de La Plata, me aconsejan que para salvar a la Fundación debemos incorporarnos al “sistema”. […]
En este momento y a esta edad terminar con los principios éticos que recibí de mis padres, mis maestros y profesores me resulta extremadamente difícil. No puedo cambiar, prefiero desaparecer. […]
Quizá el pecado capital que he cometido, aquí en mi país, fue expresar siempre en voz alta mis sentimientos, mis críticas, insisto, en esta sociedad del privilegio, donde unos pocos gozan hasta el hartazgo, mientras la mayoría vive en la miseria y la desesperación..
Me consuela el haber atendido a mis pacientes sin distinción de ninguna naturaleza. […]
Estoy tranquilo. Alguna vez en un acto académico en USA se me presentó como a un hombre bueno que sigue siendo un médico rural. Perdónenme, pero creo, es cierto. Espero que me recuerden así. […]
Un abrazo a todos,

René Favaloro”


(Buenos Aires, 29 de Julio de 2000.)